miércoles, 25 de agosto de 2010
Cada vez que me confieso me doy la absolución.
Aburrimiento de uno mismo, de pensar siempre las mismas cosas o ser pensado por ellas, que es lo más probable; en nada diefiere el pensamiento de las demás actividades fisiológicas, nos encadena como ellas, nos reduce y esclaviza, imposible sustraerse a él...somos pensados por una fuerza ignota que nos refleja dispensando la ilusión de autonomía....sujeto de mi pensamiento, sujetado a él...si él naufraga yo me hundo irremediablemente. Todos los días veo ahogados a los que su pensamiento zozobrante arrastró...ahogar el pensamiento y aferrarse a un pecio para no sucumbir...acaso ese pecio podría ser la sensación, el arrobamiento estético...el arte nos salva del pensamiento...momentáneamente, porque luego nos convoca a la reflexión y nos esposa a la escritura que nos condena a la inanidad perpetua sin indulto a la vista...aburrimiento de uno mismo...un carnaval continuo en el que ser cada día alguien distinto...confesor de la Reina, banderillero en Cádiz, boxeador en Detroit...por eso se crean los heterónimos, M. Teste, Ricardo Reis...Bob Dylan, torpes intentos de reinventarse, de esconderse bajo otro nombre al socaire de la superstición de que el nombre nombra al ser....don't You, Mister Jones?
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