Te
convoco formulando un enigma: pronuncio tu nombre Artemisa
dame
la palabra, me pediste
tómala
y déjame, pero no me dejes
no
eres el seno que mis manos perfilan
no
eres la luz que mis ojos te prestan
no
eres el tiempo anclado en mi memoria
no
eres el fin que mi deseo proclama
no
eres el mal que mi temor presume
no
eres el viento que agita la noche
ni
el temblor que sentí bajo mi cuerpo
ni
el rumor que el corazón añora
No eres mi amor mi odio mi olvido
no espero menos de ti,
una
lágrima muda, el viento breve azul del mediodía,
la
locura, la niña muerta,
un
tal vez, un quizá, un hasta nunca
"tu
solo cuerpo posible:
tu
dulce cuerpo pensado."
Salinas
hoy
me prestas tu alma rota
pronta
a la servidumbre del placer
servil
a la inminencia del dolor
y
ese gesto de quimera desolada
tan
tuyo Proserpina
la
soledad exacta,
la
concreta geometría del miedo
y
un rumor de lamento en las veletas
eres
sombra
espacio
en vilo abierto entre una duda y la mañana
eres
la ausencia que dejaste en los armarios
eres
el ocaso de la luna de noviembre
eres
la novia muerta que se asoma a la ventana
eres
la ruina del paisaje en enero
eres
la herida sin sutura que se abre entre tus piernas
Buscas
la respuesta en los cielos de lo que está escrito sobre tu piel
víspera
de tu cuerpo
mis
manos guardan la memoria de tus muslos,
un
óxido de tristeza demorado en la piel
y
no supe qué decir
ante
ese afán de caricias condenadas
moriré
en la drama que escribiste
y
caeré por el desfiladero de tus pechos al calvero mudo que se anima en sombra
veo
al niño que atesoras
la
vida lenta que ofende y desdice tu virtud asesina
veo
al niño demorado en el mecanismo minucioso de la vida
veo
al guiñapo oscuro que te mora creciendo en el vértice del odio
íntimo
de vida
y
después el latido
y
después
solo
el guiñapo la sábana manchada la memoria sucia
después
solo tú como ahora como ayer
de
ti escapé en ti encontré la vida
a
ti volví es por ti que he vuelto
no
te hablaré de amor no más mentiras
solo
tus dientes la verdad sin beso
devórame
desgárrame hazme jirones
bebe
mi sangre impía siente el latido último
quiero
volver a ser tu nada
quimera de odio que
habita el olvido
dame
tu odio tu violencia tu miedo
dame
los jirones de tu cuerpo
dame
el dolor hecho carne
dame
tu hijo muerto
tu hiel tu soledad primera
dame
tu locura tu rabia y tu miseria
dame
el abandono dame un mar de dudas
la
melancolía que prolongan tus éxtasis o estertores
dame
el sexo palpitante
dame
tu fuente fermentada de furia
dame
un por qué dame un destino
dame
el don de la palabra muda
Dame su extraño color
el extraño color de las lágrimas de tu cuerpo
el extraño color de las lágrimas de tu cuerpo