viernes, 22 de febrero de 2013

ENVÍOS






ENVÍO #1º

Y si te escribo es porque sólo en la palabra puedo confiar, no te sientas obligada a responder a estas postales que, por lo demás, aún no sé dónde enviaré.
Soy lo que tú has hecho de mí.
Trato de olvidarlo. Para, olvidarlo, lo escribo, y para escribirlo lo olvido y después de ahora, más allá de este pedazo de noche con su niebla y sin mañana, no seré más aquel que renunció a todo para tenerse a sí mismo. Y abracé una nada.

No seré más que la palabra que me dice y te dice. No su vehículo o portavoz. La palabra misma, una de las caras del símbolo, la cara oculta, la grafía muda. Un mero significante sin significado o sentido, sin referente al final de mí mismo.
El significado eres tú, amor, será lo que tú quieras ser. Es decir, el significado es mí nada, tú eres lo que yo no soy.

Un beso grande grande grande.

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ENVÍO# 2º

Te lo digo en voz baja, al oído, amor: la palabra me precede. Llegará antes a ti que este pedazo de cartón ilustrado con una reproducción de Leonardo. Sin oficina postal ni franqueo.

Puedo ver tu rostro componiendo esa mueca de hartazgo, el labio superior tenso, adelgazado por las cosas no dichas, tu palabra, la palabra que siempre estuvo ahí, asomando, para buscar mi oído. La palabra que me diste, señora letrada. Tiene la palabra la defensa. Para quitármela después. La palabra original, viva y presente.
La voz.
Tenías razón, no somos nada salvo esta relación epistolar imposible que ahora entablamos, apenas un manojo de postales que compré esta tarde cuando el paso de un tranvía me hizo pensar en ti, cuando una lluvia repentina y a destiempo me hizo pensar en ti. En el único lugar del mundo donde me gusta la lluvia.
No son horas me dijiste...
Cada una de estas postales tiene un sentido diferido. Sólo tengo un puñado de postales y no muchas más palabras. Tengo tiempo para buscarlas y buscarte tras de ellas. Perderme en el texto para encontrarme en ti.
Yo no soy el remitente amor. Yo no soy. Yo no Es.


Besos zorra zorra zorra.


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ENVÍO# 3º

Ein jeder Engel ist schrecklich”

¿Recuerdas la reproducción al dorso de la tarjeta anterior, “La Adoración de los Magos”? (como a Otto el cartero, me aterra Leonardo)
Recuerdo exactamente las palabras que me dijiste una tarde en el Prado. No recuerdo aquella tarde en el Prado, sólo las palabras que salieron de tus labios ante un catálogo, y que te reproduzco: “Yo no soy para ti más que una reproducción, estás enamorado de una reproducción. No sabes nada de la Lilith original, ni puedes saberlo.”

Escribo sobre la barra de un bar clandestino en la trastienda de en un 24 horas, con la mirada fija en una reproducción de tu rostro, la sonrisa clavada en tu mejilla (en el reverso se borró ya la tinta y las letras con que quisiste dejar constancia de fecha y lugar, sólo queda una huella del trazo firme de tu mano, la archiescritura), mientras suena demasiado bajo una versión que hizo Marilyn Manson de I put a spell on you, y apuro un brebaje salido de una botella de Absolut, cuyo sabor me hace añorar las noches en que bebí Absolut del hontanar de tu ombligo, de las mañanas en que dragué el Absolut de tu animal carnívoro y todo el cuarto estaba sembrado de botellas vacías rutilantes de sol.


(Estoy pesando en no enviarte esta postal urdida con los retales de tus palabras. Reproducciones de mis recuerdos sostenidos en una erección. La escombrera de la memoria que aborrezco y que me hace escribirte y escribirme.)

Tu me adivinas allí donde me oculto.
Eres mi ángel y mis demonios.
Son las…

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

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ENVÍO#4º

Otto me ha encontrado en el rellano de la escalera y me ha ayudado a entrar. Nos hemos tomado un café y me ha contado historias fantásticas de aparecidos. Al final se fue sin llevarse estas postales. Mañana volverá. Hay una tristeza recóndita en los ojos de este cartero. Por el acento debe ser alemán o sueco. Me reconforta extrañamente su palabra.
Quisiera Mein Engel poder escribirte esas historias de fantasmas, sin retórica, sin engañifas verbales o velos, ofrecerte sólo la palabra develada que dice, desprovista de la sintaxis bastarda que articula el sujeto, que traiciona el/al decir, pero para eso deberías estar aquí o yo allí, o yo ser Otto, el cartero. O tú ser yo.
La carta llegará a su destino porque ella forja su destino. Desconfío/a de la escritura.

Te escribo muy de mañana, muy de mañana, muy de mañana. Te miento muy de mañana, muy de mañana, muy de mañana.
PD: Llámame por favor,
                                                                dime la verdad.

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