Ya tenemos a la madre de todas las
listas aquí, la confeccionada por Sight&Soud cada década desde
1952, y llega con sorpresa. Por fin Vértigo se
alza
con
el
oro
destronando
a
Ciudadano
Kane,
cuyo
reinado
indiscutido
se
antojaba
ya
obra
de
la
inercia,
la
rutina,
un
prestigio
bien
merecido
pero
que
responde
en
buena
medida
a
sus
aportaciones
formales,
no
de
más
relevantes
que
las
de
Intolerancia
de
Griffith,
el
gran
ausente
de
la
lista.
Y
Vértigo.
Los criterios que podemos barajar para elegir un film concreto como
el mejor, pueden ser varios. Uno, apunta a la importancia histórica,
la influencia ejercida en su tiempo, aportaciones varias al
desarrollo del lenguaje cinematográfico o innovaciones en materia
narrativa, etc.
Este
ha
sido,
en
mi
opinión
el
criterio
que
ha
encumbrado
a
Kane
durante
medio
siglo
(creo
recordar
que
en
la
lista
de
1952
la
pole
fue
para
El
acorazado
Potenkim
que
ahora
parte
del
undécimo
puesto).
Si
bien,
el
debut
de
Welles
es
soberbio,
no
me
parece
superior
a
El
cuarto
mandamiento
o
Sed
de
mal.
La
ausencia
de
Griffith,
muestra
hasta
qué
punto
pasado
el
tiempo
suficiente,
ese
mérito,
cae
en
el
olvido.
Puede
que
la
presencia
destacada
de
Al
final
de
la
escapada,
responda
al
mismo
rasero.
Otro criterio más volátil pero sólido, sería la vigencia de un
film más allá de un momento histórico, cuando su magisterio, temas
y estilemas, comparecen de forma velada, se solapan, dialogan con
nuevos materiales en una urdimbre intertextual fecunda.
Son obras que no abruman con un prestigio inmediato ni ejercen una
autoridad indiscutida que invita a la cita directa, el homenaje, la
reverencia. No. Son obras que capturan la mirada de generaciones, que
excitan su imaginación y presiden motivos visuales, argumentales.
Obras de continuo leídas en sincronía, no como arqueología.
Decepciona
ver
a
Centauros
del
desierto
en
un
discreto
séptimo
puesto.
Si
nos
damos
una
vuelta
por
el
cine
americano
de
los
setenta,
veremos
continuas
versiones
y
variaciones
del
film
de
Ford,
en
Taxi
Driver,
El
viento
y
el
león,
Yakuza,
El
cazador,
Apocalipsys
Now,
Encuentros
en
la
tercera
fase
o
Hardcore.
La
pérdida
y
la
búsqueda,
la
obsesión,
la
soledad,
la
violencia.
Pero
Vértigo.
En
El
cine
según
Hitchcock,
Truffautt
no
muestra
excesivo
interés
por
el
film.
Tampoco
el
viejo
maestro,
dolido
por
su
discreta
recaudación,
parece
tener
conciencia
del
alcance
de
su
obra.
Y
es
que
hay
textos
intempestivos
a
los
que
sólo
el
tiempo
puede
hacer
justicia.
La
primera
vez
que
lo
visioné,
no
tendría
más
de
8
años
y
me
resultó
tedioso.
Entonces
mis
películas
favoritas
de
Hitchcock
eran
La
ventana
indiscreta
y
Cortina
rasgada.
A
los
11
años
volví
a
revisarlo,
y
ya
me
fascinó,
aunque
me
seguía
resultando
hermético,
frío,
distante.
Adoraba
Los
pájaros
y
Con
la
muerte
en
los
talones.
Periódicamente
volví
a
él,
suplicante,
esperando
que
me
revelara
el
tesoro
que
presentía
pero
me
era
negado.
Luego
llegarían
Encadenados,
Marnie
y
Topaz.
Psicosis
siempre
me
pareció
un
prodigioso
mecanismo
de
relojería.
Por
lo
mismo,
mecánico,
sin
vida.
Y
al
fin,
entrados
en
la
veintena,
supongo
que
cuando
ya
habíamos
aprendido
a
perder,
llegó
la
epifanía.
Sin
previo
aviso,
una
tarde
(de
marzo
tal
vez,
ventosa
y
gris),
en
lo
alto
del
campanario
de
la
misión
española,
ese
desgarrado
Cuánto
te
he
llorado
Madeleine
se
me
enroscó
en
la
garganta,
me
hizo
jirones
el
pecho
y
me
desplomó
en
lágrimas.
Como
dice
Trías
en
su
imprescindible
ensayo,
es
una
obra
de
arte
total.
No
la
siento
superior
a
Centauros
o
a
Ordet,
juegan
las
tres
en
la
misma
liga.
Cosa
de
días,
supongo.
Aunque una lista no sea más que pura anécdota, desayunar con la
imagen de Madelaine, ha sido una gran alegría.
Uno, que es de alegrías fáciles.
El Top Ten.
Agrada
el
tercer
puesto
de
Cuentos
de
Tokio,
Ozu
ha
sido
el
autor
nipón
que
más
se
ha
revalorizado
en
los
últimos
tiempos
y
con
toda
justicia,
lo
contrario
que
Mizoguchi,
que
cae
dolorosamente
al
penúltimo
puesto
con
Los
cuentos
de
la
luna
pálida
de
agosto.
La
regla
del
juego,
una
clásica
del
top-ten
no
pierde
comba,
como
tampoco
Amanecer.
2001
se
encumbra
a
la
sexta
plaza,
por
delante
de
Centauros,
en
fin,
dada
mi
devoción
por
Kubrick,
la
alegría
embosca
el
cabreo
de
ver
el
film
de
Ford
tan
lejos.
El
hombre
de
la
cámara,
La
pasión
de
Juana
de
Arco
y
8
½,
cierran
la
lista.
¿Y las demás?
Siempre tan cicateros, nos dedicamos a buscar ausencias, y las hay.
La
que
más
nos
duele
por
aquí
son
las
de
Buñuel,
Hawks,
Huston,
Nicholas
Ray
y
el
Lang
americano,
es
más,
la
del
baturro,
sorprende,
toda
vez
que
la
presencia
El
perro
andaluz
y
La
edad
de
oro
en
las
listas
del
centenario,
fueron
moneda
corriente.
¿Dónde
está
Avaricia?
Huston sabemos que nunca ha gozado del favor de la mayoría y el cine
clásico norteamericano cotiza bastante mal estos días, como nos
revela la ausencia clamorosa de Howard Hawks.
El
paradigma
está
cambiando.
Chaplin
se
desploma
al
puesto
48.
El
apartamento
ni
aparece.
Por nacionalidades, EE UU y Francia aportan 13 cintas cada una,
Italia 6, Japón 5 y la URSS, 4.
Godard,
sigue
gozando
de
gran
predicamento,
es
el
cineasta
mejor
representado
con
4
películas,
incluyendo
las
imprescindibles
Histoire(s).
Le siguen Coppola, Tarkovski y Dreyer, con tres cada uno. Sospecho
que salvo el primero, los demás no son muy vistos hoy en día, pero
aplaudimos su nutrida presencia.
La
obra
más
reciente
que
engrosa
la
lista,
y
una
gran
alegría
para
mí,
es
Mulholland
Drive,
seguida
de
Desando
amar
y
Satantango.
Añoro rabiosamente a Lars Von Trier.
Ahora
que
nos
acercamos
al
aniversario
de
las
muertes
de
Bergman
y
Antonioni
y
no
faltamos
a
la
revisión
de
algunas
de
sus
piezas
a
modo
de
homenaje
agradecido,
extraña
la
escasa
presencia
del
primero, solo Persona.
La
aventura,
que
en
1962
quedó
en
segundo
lugar,
conserva
un
meritorio
vigésimo
primer
puesto.
Fellini
y
Kurosawa,
otros
de
los
gurúes
del
cine
mundial
durante
los
sesenta
y
setenta,
conservan
dos
películas
por
barba.
La
lista
la
cierra
Le
Jeteé,
Marker
murió
el
lunes.
Y como es inevitable, sufrido lector, no puedo dejarte sin colocarte
mis cincuenta, qué le vamos a hacer:
- Centauros del desierto de John Ford.
- Vértigo de Alfred Hitchcock.
- El sacrificio de Andrei Tarkovski.
- Ordet de C. T. Dreyer.
- El Padrino II de F. F. Coppola.
- Río Bravo de Howard Hawks.
- Fanny y Alexander de Ingmar Bergman.
- Retorno al pasado de Jacques Torneau.
- La regla del juego de Jean Renoir.
- Grupo salvaje de Sam Peckinpah.
- El desprecio de J. L. Godard.
- Te querré siempre de Roberto Rossellini.
- La chaqueta metálica de Stanley Kubrick.
- El intendente Shanso de Kenji Mizoguchi.
- Fat City de John Huston.
- Los sobornados de Fritz Lang.
- Iván, el Terrible/La conjura de los boyardos de S. M. Einsestein.
- Ran de Akira Kurosawa.
- Johnny Guitar de Nicholas Ray.
- El mundo de Apu de Satyají Ray.
- El cuarto mandamiento de Orson Welles.
- Nosferatu de F. W. Murnau.
- Corazón salvaje de David Lynch.
- Melancholia de Lars Von Trier.
- Viridiana de Luis Buñuel.
- Sin perdón de Clint Eastwood.
- Una luz en el hampa de Sam Fuller.
- El último tango en París de Bernardo Bertolucci.
- El sabor del sake de Yasujiro Ozu.
- Secretos de un matrimonio de Ingmar Bergman.
- La puerta del cielo de Michael Cimino.
- Noche de estreno de John Cassavettes.
- Uno de los nuestros de Martin Scorsese.
- Los pájaros Alfred Hitchcock.
- Yakuza de Sidney Pollack.
- El resplandor de Stanley Kubrick.
- Tempestad sobre Washintong de Otto Premminger.
- Como un torrente de Vicente Minelli.
- El exorcista de William Friedkin.
- La semilla del diablo de Roman Polanski.
- Destino fatal de Robert Aldrich.
- Teniente corrupto de Abel Ferrara.
- El buscavidas de Robert L. Rossen.
- Doctor Zhivago de David Lean.
- Dublineses de John Huston.
- El año que vivimos peligrosamente de Peter Weir.
- Ed Wood de Tim Burton.
- Crash de David Cronemberg.
- La noche de Halloween de John Carpenter.
- Era sé una vez, en América de Sergio Leone.
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